"Yo tenía treinta y dos
años y no era la primera vez que me sucedía algo parecido. Me había marchado,
había sido abandonada, había conocido a hombres bastante más agradables que
Claude, el friqui.
Creo que era esa
sensación de que todo se acababa, de que todo cambiaba, de que las personas que
me habían cogido de la mano ya no estaban, de que el suelo desaparecía bajo mis
pies, de que entre el universo infinito y yo no había otra cosa que un paraguas
azul cielo con pequeños lunares blancos."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas
Barreau.
No hay comentarios:
Publicar un comentario