8/09/2013

"Yo tenía treinta y dos años y no era la primera vez que me sucedía algo parecido. Me había marchado, había sido abandonada, había conocido a hombres bastante más agradables que Claude, el friqui.
Creo que era esa sensación de que todo se acababa, de que todo cambiaba, de que las personas que me habían cogido de la mano ya no estaban, de que el suelo desaparecía bajo mis pies, de que entre el universo infinito y yo no había otra cosa que un paraguas azul cielo con pequeños lunares blancos."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.  
"—Los años no significan nada. Sólo importa lo que ocurre en ellos —dijo una vez mi padre mientras dejaba unas rosas en la tumba de mi madre." 
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.
"Pero las personas a las que se quiere siempre mueren demasiado pronto, ¿verdad?, independientemente de la edad que tengan. "
La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.
"A veces se sale para ir a algún sitio. Y a veces se sale sólo para andar y andar y seguir andando, hasta que la niebla se disipa, la desesperación disminuye o se acaba de meditar una idea."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.  
Si se observa con detenimiento, todos tenemos nuestras complejidades, nuestras debilidades y nuestras excentricidades. Hay cosas que hacemos y cosas que nunca haríamos ... o que sólo haríamos en determinadas circunstancias. Cosas ante las cuales los demás se ríen, sacuden la cabeza, se sorprenden.

Cosas singulares que sólo nos pertenecen a nosotros.

Yo, por ejemplo, colecciono reflexiones. En mi dormitorio hay una pared llena de papeles de colores con reflexiones que he recogido para que, en su fugacidad, no se pierdan. Reflexiones sobre conversaciones escuchadas sin querer en un café, sobre los rituales y por qué son tan importantes, reflexiones sobre los besos en el parque por la noche, sobre el corazón y las habitaciones de hotel, sobre las manos, los bancos del jardín, las fotos, sobre los secretos y cuándo se revelan, sobre la luz en los árboles y sobre el tiempo cuando se detiene.

Mis pequeñas notas se agarran al papel pintado como mariposas tropicales, momentos capturados que no tienen otra misión que permanecer a mi lado, y cuando abro el balcón y una suave corriente de aire barre la habitación, tiemblan un poco, como si quisieran echar a volar.

—¡¿Qué es esto?! —dijo Claude, con las cejas levantadas con incredulidad, cuando vio mi colección de mariposas por primera vez. Se paró delante de la pared y leyó algunas notas con atención—. ¿Vas a escribir un libro?
Yo me sonrojé y sacudí la cabeza.
—¡Por el amor de Dios, no! Lo hago... —Tuve que pensar un instante, pero no encontré ninguna explicación convincente—. Simplemente lo hago, ¿sabes? Sin ningún motivo. Igual que otras personas hacen fotos.

- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.
"Mi teoría es que se puede dividir en tres grandes grupos a las personas que escriben novelas y nos cuentan algo:
Unos escriben siempre sobre sí mismos ... y algunos de ellos se cuentan entre los grandes de la literatura.
Otros tienen un talento envidiable para inventar historias. Van en el tren, miran por la ventanilla y, de pronto, tienen una idea.
Y luego están aquellos que, por así decirlo, son los impresionistas de los escritores. Su talento consiste en encontrar historias."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau. 

8/08/2013

Sobre las mentiras ...

"El viejo monsieur Orban (el que hacía poco se había caído de un árbol cuando recogía cerezas) me había dado una vez un consejo. «Si mientes, mantente lo más cerca posible de la verdad, chico», me había dicho una vez que hice novillos un precioso día de primavera y quise contarle a mi madre una mentira que ponía los pelos de punta, «será más fácil que te crean»."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.
"Ése era el plan. Pero, naturalmente, nada salió según lo previsto. No sé por qué, pero de algún modo las personas no pueden evitarlo. Hacen planes y planes. Y luego se sorprenden si esos planes no funcionan."
- La sonrisa de las mujeres, Nicolas Barreau.

7/18/2013

Porque me gustas.

—Soy un desastre —digo por fin—. ¿Por qué querrías
ser amigo mío?
—Por el mismo motivo por el cual todos queremos
ser amigos de otra persona —dice Gavin—: porque me
gustas.

Nunca es demasiado tarde.

"Empiezo a darme cuenta de que, al ir siempre sobre seguro, al hacer lo que se esperaba de mí, tal vez haya renunciado a más de lo que pensaba. ¿Habré dejado atrás también a la persona que debía llegar a ser? ¿Habré renunciado a ser yo misma a lo largo de aquel camino por hacerlo todo bien? Me pregunto si aún estaré a tiempo de tomar decisiones y empezar a regirme por mis propias normas. ¿Podré rescatar la vida que tengo que tener?"

Y me he dado cuenta ...

"Y me he dado cuenta, a medida que me he hecho mayor, de que, al cerrar mi propio corazón, tal vez te he quitado la oportunidad de encontrar ese tipo de amor, como se la quité a tu madre.
Si no te enseñan a amar, cuesta aprender a hacerlo por ti misma. No permitas que este sea mi legado para ti."